Perlas díafanas y cristalinas
En piel aterciopelada
Rodaban silentes
Como no queriendo despertar al recuerdo
Que pacía calladamente
en el fondo de la copa roja
que atesorada entre sus tibias manos
y acercaba lentamente
a la comisura de sedientos labios granas.
Sin beber el último sorbo
dejó la copa ,
quedó en el fondo, el recuerdo.
Para que beber amargos tragos
Cuando la dulzura de los tuyos
embriaga mi existencia.
Cruzó el umbral de la esperanza
Se dirigió al oasis de su vida.
Frutos frescos le esperan
La marchita y agria uva añejada
Permaneció Ahí en el fondo de la copa roja.
HCC/Nov/2014